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"Leía las crónicas deportivas para informarse sobre los campeonatos profesionales de fútbol, y como la mayoría de sus amigos eran adictos a los mismos clubes, Ernesto Guevara quiso elegir uno distinto. Cuando descubrió la existencia de Rosario Central, un club de la ciudad donde él había nacido, adhirió fervorosamente a su divisa. A partir de ese instante le encantó que le preguntaran de que cuadro sos?, porque le daba la oportunidad de responder con cierta altivez: "de Rosario, Rosario Central. Yo soy rosarino". No tenia la menor idea sobre esa ciudad ni había visto jamas a su equipo, pero él era rosarino y defendía su identidad". Cita del libro "El Che Guevara", de Hugo Gambini.

  Muchos años después la O.C.L.A (Organización Canalla para Latinoamérica, los hinchas de Rosario Central de Argentina son conocidos como Canallas) reivindicó la afición del Che por su divisa llevando a Cuba una camiseta del club para ser exhibida en el museo del Che.

Una vez apareció en la revista El Gráfico aunque en una publicidad de motociclos donde el Che elogiaba las bondades del motor Micron, con el cual había realizado un viaje de 4000 km. a través de 12 provincias. Ese fue su viaje por América con un amigo: Alberto Granados, donde jugo al fútbol, El viaje comenzó en moto, pero esta no los llevo más all· de Chile. "Nos encontramos con un grupo de camineros que estaban en una practica de fútbol, Alberto sacó de la mochila sus alpargatas y empezó a dictar cátedra. El resultado fue espectacular: contratados para el partido del domingo siguiente; sueldo, casa, comida y transporte hasta Iquique. Pasaron dos días hasta que llegó el domingo jalonado por una espléndida victoria de la cuadrilla en que jugábamos los dos, y unos chivos asados que Alberto preparó para maravillar a la concurrencia con el arte culinario argentino" - cuenta el mismísimo Guevara -.

En Per™ jugaron en un leprosario y en el Machu Picchu "en las ruinas nos encontramos con un grupo que jugaba fútbol, enseguida conseguimos invitación y tuve la oportunidad de lucirme en una que otra atajada por lo que manifesté con toda humildad que había jugado en un club de primera de Bs. As con Alberto, que lucía sus habilidades en el centro de la canchita. Nuestra relativamente estupenda habilidad nos granjeo la simpatía del dueño de la pelota y encargado del hotel que nos invitó a pasar dos días en él". En Colombia "lo que nos salvó fue que nos contrataron como entrenadores de un equipo de fútbol, mientras esperábamos el avión, que es quincenal. Al principio, pens·bamos entrenar para no hacer papelones, pero como eran muy malos nos decidimos también a jugar con el brillante resultado de que el equipo considerado más débil, llegó al campeonato relámpago organizado, fue finalista y perdió el campeonato por penales. Alberto estaba inspirado, con su figura parecida en cierto modo a Pedernera y sus pases milimétricos, se gano el apodo de Pedernerita, y yo me atajé un penal que quedará para la historia del lugar"-.
Fue también en Colombia donde tuvieron un cálido encuentro con Alfredo Di Stefano, un grande. Casualmente Di Stefano y Guevara fueron dos argentinos que se destacaron en otros países, el primero en España y el segundo en Cuba.

Como jugador, pese a su voluntad en contra pero a causa de su asma, el Che jugaba de arquero ya que era el puesto que le exigía menos movilidad y donde podía tener siempre a su alcance el inhalador que lo rescataba del casi inevitable ahogo. Ya victoriosa la Revolución contaba - "Al rugby y al fútbol aquí no juega nadie y el béisbol no me gusta, salvo alguna partidita de ajedrez o ir a pescar, no tengo evasiones"-. Pese a esto, Granados tiene otra anécdota " En 1963, en Santiago de Cuba, hicimos un partido de fútbol. þl era ministro de industrias y un personaje muy popular. Pero cuando estaba en el arco no se acordaba ni de su cargo ni de ninguna otra cosa. Cuando estaba en el arco, era arquero. Enfrentábamos al equipo de fútbol de la universidad, que era entrenado por Arias, un español. En el partido, Arias recibió la pelota y avanzó tranquilamente, pero el Che salió del arco, se le vino encima y le dio un revolción. Nadie pensaba que el ministro se iba a tirar a los pies por una pelota. Pero él era así..."-
     
     
 


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